Entre montañas y profundas barrancas de la Sierra Madre Occidental, el ingeniero Carlos Ortiz lidera la construcción de 46 de los 72 kilómetros de la autopista Durango-Mazatlán. Esta parte de la Supervía ejemplifica cómo el crecimiento del comercio exterior impulsa la construcción de infraestructura.
"El comercio con Estados Unidos se ha cuadruplicado, en tanto que la inversión en infraestructura ha crecido menos de 50%, desde la entrada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en 1994. Hay un rezago y nosotros queremos aumentar la competitividad", resalta Alejandro Chacón, coordinador general de Puertos y Marina Mercante, en entrevista con Obras.
Ortiz y su ejército de constructores van desgajando montañas y perforando túneles, algo que contrasta con las frecuentes imágenes de embotellamientos en las autopistas y cruces fronterizos del norte del país.
Y es que la inversión mexicana en infraestructura carretera cayó 48.4% en términos reales durante el sexenio del presidente Ernesto Zedillo y 26.5% en el de Vicente Fox, si se compara cada uno con el gasto realizado durante la administración de Carlos Salinas.
Gracias a los excedentes petroleros durante los tres primeros años de su presidencia, Felipe Calderón comenzó a revertir la tendencia al lograr una inversión pública y privada en infraestructura carretera de 142,468 millones de pesos (mdp).
De conservarse este ritmo durante la segunda mitad del sexenio calderonista, sería 27.5% superior frente al del salinismo (considerando precios constantes y tomando como base junio de 2009).
Al impulsarse un programa económico anticíclico, 2009 fue el mejor año de la administración de Calderón en inversión en telecomunicaciones y transportes, con 126,320 mdp, es decir, un alza anualizada de 17%.
Pero la crisis económica internacional frenó las posibilidades de financiamiento de grandes obras, como la del puerto de Punta Colonet, la mayor de todas y estrechamente ligada al comercio exterior.
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